Entrenamiento y Agotamiento: Cuando debemos seguir lo que nos “dice nuestro cuerpo” y cuándo no?
Con mucha frecuencia se da en Ciclistas que entrenan de manera intensa y regular (y todo tipo de deportistas por cierto) la siguiente situación: nos toca hoy un entrenamiento y nos sentimos cansados, quizas agotados y no tenemos ninguna gana. Nuestro cuerpo nos “esta hablando” y la interpretación que le damos , es que entrenar sería contraproducente y acrecentará nuestra sensación de fatiga.Mientras que por el contrario, nuestra parte más estoica, nos dice que debemos salir, nos dice “no pain, no gain”, que el sufrimiento nos hace más fuertes... Qué debemos hacer, a quíen debemos escuchar?
Las sensaciones corporales mentales suelen depender del estado emocional y de ánimo.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta, es que las señales nerviosas provenientes de nuestro sistema musculo-esqueletico son procesadas en el sistemas Nervioso central. Asi, el musculo envia señales de fatiga y estres a traves de las neuronas, para ser procesadas el SNC y darnos la sensacion de “cansansio”. No obstante, un componente muy importante del SNC es el sistema límbico, y tambien por donde pasa practicamente toda la información sensorial. El sistema límbico esta relaciónado directamente con las emociones, asi cualquier emocion como tristeza, preocupación, estress, ansiedad, influye en el sistema límbico y por ende en las sensaciones propioceptivas, dándonos muchas veces, una falsa sensacion de cansancio. Asi, puede ser muy posible que sensación de fatiga se pueda deber a factores emocioanles - estado de ánimo,más que a un verdader imput sensorial proveniente de nuestros musculos. Debemos siempre tener muy cuenta este hecho, a la hora de tratar de buscar la causa y asi tomar la mejor desición.
Objetivar la carga de entrenamiento previa es fundamental
Unos de los principios básicos de cualquier entrenamiemto es la Sobrecarga, que implica que para lograr mejorias se debe generar previamente una sobrecarga o estres del sistema. Si un programa de entrenamiemto no genera sobrecarga y estres, pues no es entrenamiemto adecuado y solo servirá para mantener nuestra condicion. Muchas veces, como por ejemplo en competiciones de varios dias o “por etapas”, el cuerpo se ve sometido a enormes cargas de trabajo, lo cual produce como efecto posterior un agotamiento. Tambien hay vceces en que, premeditadamente, se establecen grandes cargas de trabajo, para así generar enormes niveles de stress, sobrecarga y agotamiento, para luego, con el debido descanso, generar una supercompensación. Los corredores de vueltas o Tour bien los saben, al cabo de ciertoi número de etapas están exhaustos, sin embargo, deben continuar. En definitiva, tener claridad de la cuantía de la carga previa de entrenamiento, y si es algo premeditado o no, tambien es fundamental a la hora de decidir si hacer o no una salida o salirse o no del programa.
A mayor forma Física, mayor dabilidad del Sistema Inmune.
Otro factor importante es la relación entre la forma física y el Sistema inmunológico. Sabido y demostrado es que, mientras más entrenamos, miesntras mas “fit” y mas “finos” nos encontramos, nuestro sistema inmunológico se encuentra más debil y más propensos estamos al resfrio, infección o enfermedad. Asi, despues de un periodo de mucha e intensa actividad deportiva y de sentirnos en plena forma, es bastante frecuente que venga bruscamente un sensación de cansansio, apatia y decaimiento, relacionada con la etapa previa de un resfriado o alguna tipo de infección. Esto debiera siempre sonarnos como señal de alarma y debemos tener este hecho siempre en consideración.
Conclusión
Hemos explicado como estos tres factores pueden influir en nuestra bienestar físico, y creo importante, a la hora deicidir si montar en bici no, si correr o no, si realizar aquellos intervalos o no, no dejarse llevar por lo que uno “cree” o “siente”, sino observar, analizar y determinarr la mayor cantidad de factores causales y finalmente, en base a este analisis, tomar una desición. Probablemente algunas veces efectivamente debamos escucharnos a “nosotros mismos” y otras veces sencillamente no darle importancia a aquella “voz de la complacencia”.